domingo, 13 de mayo de 2012

Las Vegas

A principios de febrero de este año realicé unas vacaciones a Las Vegas. Honestamente no era un destino que yo quisiera conocer, pero mi esposa juraba que me iba a gustar y ella tenía ganas de ir, así que nos decidimos y preparamos todo un par de meses antes.
     Llegando a Las Vegas rentamos un carro, ya que nuesto hotel estaba un poco lejos del Strip, que es la parte más turística de la ciudad, donde se encuentran los mejores hoteles, tiendas y la mayor parte de lo que vemos en las películas.
     Los primeros días estuvimos conociendo casinos y hoteles, asombrándonos de lo ostentosos que llegan a ser. Los casinos están abiertos 24 horas, pero lo que me sorprendió fue que todo el tiempo hay personas en las maquinitas, o en las mesas jugando cartas, sin importar la hora del día. Yo no apuesto, así que se podrán imaginar lo aburrido que comenzó a parecerme nuestro recorrido después del segundo casino.
Presa Hoover
     Por suerte, para el tercer día decidimos salir de la ciudad e ir al parque nacional del Gran Cañon. Partimos del hotel muy temprano por la mañana porque son más o menos 450 km para llegar. Llegamos a la Presa Hoover poco antes de las ocho de la mañana, la frontera entre Nevada y Arizona. Ahí nos detuvimos a caminar y a tomar algunas fotos para luego seguir nuestro recorrido hacia el parque nacional.
     Después del medio día llegamos al Gran Cañon. Aun se sentía la secuela del invierno; había algo de hielo y el clima estaba frío. Estuvimos recorriendo el camino algunas horas y yo no paraba de tomar fotos, estaba realmente impresionado. Creo que no es necesario hacer énfasis en que las pocas horas que estuvimos ahí fueron para mi las mejores de todo el viaje.
Gran Cañón
En la entrada del parque hay dos o tres hoteles que se veían acogedores; desconozco la razón por la cual decidimos regresar esa misma tarde a Las Vegas en vez de quedarnos una noche ahí y disfrutar un poco más esta maravilla de la naturaleza.
The Mirage
     En fin, ese mismo día regresamos a nuestro hotel en Las Vegas y al día siguiente fuimos al hotel The Mirage a ver Love, el espectáculo del Cirque du Soleil con música de The Beatles. La música, aunque original del "Cuarteto de Liverpool", tiene arreglos que la hacen sonar más actual. Los acróbatas y bailarines son excelentes y las dos horas que dura el espectáculo pasan muy rápido. Y yo, como buen espectador, después del evento salí a comprar mercancía oficial.
     La noche antes de volver a la Ciudad de México, fuimos a la Fermont Experience, una calle totalmente peatonal muy cerca de la estación de trenes donde comenzó Las Vegas que ahora conocemos. En lo personal, el ambiente de esta calle me gustó mucho más que el ambiente en el Strip; cuestión de gustos porque estoy seguro que también hay muchas personas que prefieren la zona más nueva.
     En conclusión, fue un viaje muy divertido, pero creo que no regresaré, o al menos nos está en mis planes a corto plazo. Me gustaría regresar al Gran Cañón, eso sí; pero cuando lo haga me hospedaré en uno de los hoteles que están afuera del parque y no me preocuparé por las cuatro horas de carretera.

1 comentario:

David dijo...

Las vegas es de las ciudades que nunca duerme. Si uno quiere un hotel barato en las vegas no debe buscar tanto ya que en general todos los hoteles suelen tener buenos precios ya que el verdadero gasto se hace en el casino

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