martes, 28 de febrero de 2012

La violencia generada por la miseria

Hace unos días, alrededor de las diez de la noche, iba de copiloto sobre Insurgentes, como era de esperarse no había demasiado tráfico y la avenida iba bastante transitable. Al llegar al cruce con Álvaro Obregón nos tocó el semáforo en rojo así que tuvimos que parar.
     Al instante vi a un limpia parabrisas que se acercaba al carro. Así que, como es mi costumbre, le hice la seña de No para que no nos aventara agua jabonosa al parabrisas, cosa que no le importó mucho y comenzó a llenarnos el parabrisas de jabón. Nos vimos en la penosa necesidad de hacer una grosería y prender los limpiadores para que dejara de "limpiar".
     Inmediatamente se volteó y a nuestro lado había un Taxi, el cual sí dejó que le limpiara su parabrisas.
     Mientras observaba como el limpia parabrisas trabajaba en el Taxi, comentábamos lo triste que era ver como las personas carecen de oportunidades y lo difícil que debe ser llevar una vida así.
     Cuando el limpia parabrisas terminó con el Taxi, el taxista le dió un peso; lo tenía a mi lado, así que alcancé a ver bien la denominación de la moneda. El limpia parabrisas se quedó viendo un momento a la moneda y lleno de rabia se la aventó en la cara al taxista; en ese momento el taxista se bajó del carro realmente enojado, sólo para ver como el limpia parabrisas se iba al otro semáforo a seguir trabajando.
     En ese momento se puso el semáforo en verde y continuamos nuestro camino un poco impactados por la escena que acabábamos de presenciar.
     Creo que lo que más me impactó fue la violencia con la cual reaccionó el limpia parabrisas al ver que sólo le habían dado un peso. Más que nada porque limpiar el parabrisas no es algo que realmente sea necesario para el 90% de los conductores, más bien damos dinero como una especie de caridad para que las personas en la calle no se mueran de hambre; y a cambio de ese peso ni siquiera esperamos que nos den las gracias, pero nunca pensamos que la reacción será que lo avienten de regreso.
     La miseria es la causa principal de la violencia. No le podemos pedir a un ser humano que esté tranquilo si no tiene dónde dormir o qué comer; más aun si tiene familia y no tiene con qué alimentarla. El sufrimiento personal es una cosa, pero ver sufrir a los que quieres es mucho peor.
     Me pregunto, ¿qué oportunidades tienen estas personas? Con los salarios de miseria que pagan para algunos empleos, no dudo que limpiando parabrisas se gane un poco más. La gran mayoría de las personas de la calle no tienen educación alguna, y tampoco tuvieron la oportunidad de ir a la escuela porque desde niños tuvieron que trabajar en las calles. Su realidad es completamente diferente a la nuestra, y por lo mismo también sus oportunidades.
     El peso o los dos pesos que les damos cuando nos limpian el parabrisas no resuelve su situación, y menos la situación del país. Mientras no haya oportunidades para todos, y la distribución de la riqueza siga polarizándose, no podremos vivir un cambio real. Y mientras la miseria sea palpable, no habrá manera de frenar la violencia que ataca a nuestro país.

1 comentario:

El Corsario Negro dijo...

Una tragedia en muchos niveles, y de gran amplitud

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