Hace unos días se realizó la marcha por la paz, convocada por el poeta Javier Sicilia; la cual convocó a miles de personas que ya estamos hasta la madre de esta situación. No sé que es lo que debe ocurrir en el país para que el pueblo despierte, y lo que realmente me preocupa es qué sucederá cuando eso pase.
Nuestra historia está bañada en sangre, y no es porque seamos un pueblo violento, sino porque aguantamos y aguantamos hasta que un día ya no podemos más. Y la rabia de millones de mexicanos va a unirse tras una causa común, y en ese momento el gobierno sí tendrá que preocuparse.
En verdad no es necesario moverse mucho para darte cuenta de la rabia contenida que tiene nuestro pueblo. Al manejar todas las personas están de malas y nadie te deja pasar, en ocasiones hasta hay accidentes porque dos automovilistas quisieron pasar primero. Y cómo no vamos a estar enojados, si todos los días trabajamos y parece que en vez de avanzar, retrocedemos. En el metro me ha tocado escuchar conversaciones de personas que diario hacen un trayecto de tres horas desde Xochimilco hasta Azcapotzalco para ganar 4 mil pesos al mes. Con estos sueldos miserables no logran sacar adelante a su familia, y aun así todos los días dejan su casa para intentar eliminar esas carencias, y que sus hijos tengan lo que ellos no tuvieron.
Una juventud con hambre y sin educación es presa fácil para el narco; no necesitas saber leer para tirar de un gatillo.
Décadas de crisis social y económica han dejado frutos que ahora el narco está cosechando; y mientras no se acabe el hambre, cualquier intento por restablecer la paz está condenado al fracaso. Por eso es que esta guerra contra el narco debe terminar, no podemos seguir permitiendo estas masacres. 45 mil son demasiados.
¡No más sangre!
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