martes, 9 de febrero de 2010

En México no hay discriminación

¿Cuántas veces no han escuchado que en México no hay discriminación? Muchas, diría yo. Pero es una afirmación tan contraria a la realidad que he visto mails burlándose de eso, como aquel que comenzó a circular hace unos 10 años en el que salía la foto de un campesino y arriba la leyenda "En México no hay discriminación, comentó este pinche naco". No se a ustedes, pero al menos a mi me produjo un sentimiento encontrado, por un lado me dio risa, pero por otro me hizo pensar que la discriminación en este país existe y es muy marcada.
     Decidí escribir esta entrada de blog cuando leí acerca de Ariel Gómez León, ex diputado del PRD, quien hizo algunos comentarios racistas contra los haitianos en su programa de radio. Obviamente este hecho desató la indignación de los mexicanos. Otro hecho que provocó mucha polémica fueron los comentarios de Esteban Arce contra los homosexuales. Y así puedo hacer una lista muy grande, de muchos años. Pero ¿acaso servirá de algo?
     Ahora, fuera de estos hechos famosos, voy a enfocarme en un hecho que sucede todos los días a toda hora: solicitar un empleo. Los primeros datos que pide la empresa son: edad, estado civil, nacionalidad y foto. Estamos tan acostumbrados a esto que lo colocamos en las solicitudes automáticamente, a veces antes de que la organización lo pida, para que nuestra solicitud esté "completa". Supongamos que hay dos personas que cumplen el perfil requerido, una es un hombre de 32 años casado y la otra es una mujer casada de 28 años. ¿A quién le darán el trabajo? Obviamente al hombre, por la simple razón de que una mujer casada a esa edad es muy probable que se embarace en los próximos dos años y la empresa tiene que "gastar" en la incapacidad.
     ¿Cuántos casos de discriminación vemos al día? Para empezar cada vez que un conductor de microbus maneja mal (lo cual es muy común), alguien dice "pinche naco, por eso manejas un microbus". El ejemplo más claro es la entrada de un antro; desde mi punto de vista, si alguien llega a un antro es porque tiene el suficiente dinero para pasársela bien una noche. Pero al momento de llegar a la puerta, el cadenero decide si estás dentro del "estándar" del antro; con suerte eres parte de este selecto grupo y entras rápido, pero si no lo fuiste, vas a estar una hora parado afuera gritando "¡somos cuatro!" hasta que te hartes y te vayas a otro.
     Creo firmemente que la discriminación se basa en la ignorancia. Una encuesta realizada hace poco decía que más del 50% de los mexicanos no compartirían su casa con un indígena; por desgracia no les preguntaron por qué, porque estoy seguro que todos habrían dado respuestas relacionadas con la concepción que en México tenemos de nuestros indígenas: pobres, sucios, harapientos y hablando una lengua que no entendemos. Es triste, porque somos un pueblo mestizo; la mayoría de nosotros tiene un poco de sangre indígena, y deberíamos estar orgullosos de ello.
     Hay tratados internacionales contra la discriminación, así como hay países donde al momento de solicitar un empleo no te preguntan edad, estado civil o nacionalidad. Desgraciadamente nuestro país está muy lejos de firmar un tratado así; no hay necesidad, en México no hay discriminación.

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