viernes, 29 de enero de 2010

Retraso social

La cantidad de reacciones surgidas a raiz de la legalización de los matrimonios homosexuales me hace pensar en el tipo de sociedad en la que vivimos. ¿Recuerdan la ley del aborto? Todo el desmadre que hizo la iglesia, apoyada por las instituciones más retrógradas de este país, sólo logró violentar a la población. Las opiniones se radicalizaban cada vez más y, en varias ocasiones, me enteré de discusiones que habían terminado mal porque una parte estaba a favor y otra en contra. Hace poco leía que la ley del aborto en Estados Unidos fue aprobada en enero de 1973, hace 37 años.
     Ahora el dilema moral es el matrimonio homosexual y, por consecuencia, la adopción. Pero lo que me llama más la atención es que las personas que "saben" y opinan acerca de este tema, como siempre, no tienen idea de lo que realmente sucede. Por ejemplo, las parejas homosexuales viven juntos desde hace mucho tiempo, lo único que sucede es que ahora ya no es unión libre, sino matrimonio. Y por otro lado, la adopción la puede hacer cualquier persona, no es obligatorio que sea una familia, por lo que un hombre soltero, si cumple con los requisitos puede adoptar a un niño. Lo que la sociedad conservadora quiere hacer ahora es discriminar y restringir la adopción si la persona es abiertamente homosexual.
     Hace algunos días platicaba con algunas personas acerca de esto, pero lo que hizo especial esta plática es que uno de ellos era de Bélgica y nos dió un punto de vista completamente diferente, al final europeo. Él hacía referencia a un ejemplo concreto, un hombre viudo con un hijo descubre que es gay y se va a vivir con su pareja (hombre también) y su hijo. Después de varios años, el padre del niño muere, dejándolo huérfano. El niño aun es menor de edad y no tiene familiares vivos, por lo que el niño va a un orfanato porque la pareja de su padre no tiene derecho alguno sobre él. En este ejemplo, el niño es quien recibe la peor parte y es porque la ley no lo protege. Al final hay que darle un lugar al niño.
     La verdad, conozco hombres y mujeres homosexuales que, desde mi punto de vista, podrían llegar a ser mejores padres que muchos otros que ya lo son. Según las estadísitcas, una de cada tres familias heterosexuales presentan violencia familiar. ¿Cuántas mujeres conocen que se dejan pisotear o golpear por "el bien de los hijos"? o ¿cuántos hombres desquitan su frustración en los hijos? Bastantes diría yo. Sin embargo, nuestra sociedad retrógrada asegura que los niños deben tener un "ejemplo de familia", si es así entonces ¿por qué los sacerdotes dan pláticas acerca del matrimonio si nunca han convivido con otra mujer que no sea su madre?
     Es necesario que esta sociedad avance, aunque estamos socialmente más avanzados que muchos países, seguimos teniendo un retraso muy grande. Y mientras la sociedad no avance, la economía y la política seguirán igual.

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