¿Hacia atrás? ¡Ni para agarrar vuelo!

Estoy seguro que más de una vez hemos escuchado esta expresión para diferentes tipos de situaciones. Y personalmente estoy totalmente de acuerdo con ella.

     He escuchado mucho esta expresión cuando se habla de trabajo, principalmente del sueldo. Nuestra sociedad valora el éxito dependiendo de la cantidad de dinero que ingreses (legal o ilegal es lo de menos); por lo que cuando una persona piensa realizar un cambio de trabajo, el dinero parece ser un factor muy importante al momento de tomar la decisión.

     La verdad es que, aunque siempre se diga lo contrario, el dinero es un factor de menor importante al tomar decisiones realmente trascendentales, y la vida está plagada de estas situaciones. No puedo pensar en una sola persona a quien no le guste su trabajo y al momento de recibir un aumento le empiece a gustar. Si no me creen, díganme cuántos de ustedes en este momento aceptarían un trabajo para limpiar alcantarillas si les ofrecieran el doble de su sueldo actual. Estoy seguro que la mayoría no lo aceptaría, y aquellos que lo aceptaran sería pensando en ahorrar para después salir a buscar otro trabajo que les diera otro satisfactor además del dinero.

     Ahora, ¿por qué digo que estoy totalmente de acuerdo con esta expresión? Porque así como no conozco a nadie que le empiece a gustar su trabajo cuando le dan un aumento, tampoco conozco a nadie que su propósito en la vida sea ir hacia atrás. La diferencia está en la concepción del éxito de cada uno de nosotros.

     Antier me contaron una anécdota de una mujer que dejó un trabajo de ventas para trabajar como personal de limpieza en el gobierno. Desde mi punto de vista no es un paso hacia atrás, ¡son como treinta! Pero para esta persona lo importante era conseguir una base en el gobierno, lo cual le garantizaría un ingreso de por vida (aunque fuese bajo) con la única responsabilidad de acudir a la oficina una o dos veces por semana. Yo no lo habría hecho, porque para mi habría sido ir hacia atrás, pero ella lo hizo porque dentro de sus prioridades es un paso hacia adelante; por lo tanto, ella no está yendo hacia atrás.

     A mi me fascinan los video juegos y me encantaría trabajar en esa industria. Si hoy llegara una persona y me ofreciera un trabajo en video juegos con menos sueldo del que percibo actualmente, lo aceptaría gustosamente. Para una persona que no le interesan los video juegos sería un paso hacia atrás, pero como para mi es algo importante, sería un paso hacia adelante. Todo depende de la perspectiva con la cual se mire la situación, y en esos la única que importa es la opinión personal.
     Muchos de mis conocidos se casan o tienen hijos, y son cosas que en algún momento van a mermar la libertad y el dinero, sin embargo la mayoría lo hace porque lo ven como un paso hacia adelante; y en verdad para su perspectiva lo es. Pero para alguien que valora la libertad por encima de todo, sería un paso hacia atrás.
     Así podría continuar con miles de ejemplos, pero lo que realmente quería decir ya lo dije y es lo importante. Por lo tanto espero que esta pequeña reflexión acerca de una expresión tan común les haya hecho pensar un poco más acerca de lo que significa y como cambia el sentido dependiendo quien lo diga. Y al final del día siempre estén conscientes que todas las decisiones, por más que tenga algunos pasos hacia atrás, tienen al menos uno hacia adelante, y ese es el que importa.