sábado, 2 de octubre de 2010

Un año más conmemorando el 2 de octubre


Hace 42 años en la Plaza de las Tres Culturas, cientos de estudiantes fueron asesinados por el ejército; su pecado: participar en el movimiento estudiantil de 1968.
     Mi papá estuvo ese día en Tlatelolco, ese 2 de octubre que no se olvida. Me cuenta que a la mitad de la manifestación los soldados comenzaron a disparar contra los estudiantes desarmados; él logró reaccionar y comenzó a correr con mi tío para escapar de los militares, pero estos disparaban y atrapaban a todo aquel estudiante que vieran. Para poder salir de la plaza, ayudaron a un señor que corría con sus tres hijos pequeños, cargaron a cada uno de los niños y así lograron atravesar el bloqueo militar.
     El hecho de que hubiera niños ahí, sólo me demuestra que era una manifestación pacífica; pero que ponía en riesgo al gobierno de Diaz Ordaz y por lo tanto debía ser terminada a toda costa.
     Varios compañeros y amigos de mi papá murieron o desaparecieron ese día; y cada vez que habla de este tema no puedo evitar ver un dejo de tristeza en su mirada. La mirada de un joven de 20 años que vio morir a sus amigos y compañeros, estudiantes desarmados e indefensos.
     Este texto es mi manera de rendir tributo a una generación de estudiantes que tuvo el valor y el coraje para manifestarse por lo que no estaba bien en este país. Al día de hoy hemos guardado 42 minutos de silencio por los caídos, y hemos soportado años de opresión, en un México que merece mucho más. Por eso, por todos aquellos que murieron hace 42 años; más que un minuto de silencio, toda una vida de lucha.
     No olvidemos la sangre derramada aquel día y, ahora más que nunca, no permitamos que la represión se convierta en un estilo de vida.

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