¿Acaso todos los hombres somos iguales?

Como hombre, es imposible no hacerte esta pregunta algún día. La respuesta ideal es "No, como seres únicos dentro del universo tenemos características diferentes e irrepetibles en otro ser humano", pero si es así, entonces ¿por qué las mujeres insisten en que todos somos iguales?
     Un comentario que leí en Facebook me inspiró esta entrada. El comentario era atacando a los hombres y diciendo cosas como "que triste, y luego ¿por qué los odiamos?" o "putos todos". Cuánto amor al sexo opuesto, en verdad me siento afortunado de ser hombre. Tengo que admitir que entre nosotros también surgen expresiones como esas, pero (aunque el esterotipo lo diga) no deben estar acompañadas de una botella de tequila y canciones rancheras. Aun así, si no hay alcohol, la mayoría de las conversaciones son "¿Cómo vas con tu vieja?" "Bien, muy bien, gracias. ¿Cómo va el partido?", porque como hombre -y nadie intentará ponerlo en duda- no tenemos derecho a mostrar sentimientos. Pero ese es otro tema que no tocaré en esta ocasión.
     Viviendo en una sociedad machista, en la que a los hombres se nos permiten muchas atribuciones sólo por haber nacido varones, es raro quien no saca provecho de ellas. He estado en lugares donde si un hombre es casado y además tiene novia o incluso novias, es aceptado y no sólo por hombres, sino también por mujeres (no todas pero algunas). A diferencia de si lo hace una mujer, no sólo es catalogada como una mujer de moral distraida (para no decir el término común) sino que juzgada por hombres y mujeres.
     Esta ventaja, nos permite llegar a lugares donde ninguna mujer siquiera intenta llegar, como las cantinas de mala muerte del Centro o los baños de las gasolineras. Pero no sólo son esos lugares desagradables nuestra única opción, también podemos trabajar en profesiones que socialmente están "reservadas" a las mujeres sin problema alguno, porque un hombre es "Cheff" mientras una mujer es "Cocinera", un hombre es "Asistente de dirección" mientras una mujer es "Secretaria".
     Lo triste, desde mi punto de vista, es que "por tradición" los hombres estamos encargados de trabajar todo el día para llevar el sustento y la comida a la familia, y en nuestros ratos libres pasar tiempo consintiendo a los hijos o salir a divertirnos con los amigos. Así que la educación recae en un 90% en la madre, entonces ¿por qué siguen existiendo "machos" si a las mujeres no les gusta? Sencillo, las madres educan a sus hijos para serlo y a las hijas para aguantarlo. ¿Cuántas veces han visto que llege el papá cansado y el hijo sea quien le ofrezca de cenar?
     En lo personal, detesto la actitud machista, aunque tiene sus ventajas. No hay nada mejor que no tener que lavar un solo traste o saber que no importa a la hora que llegues, siempre va a haber comida porque "ya la pagaste". Sin embargo, mi pregunta a todos los machistas que han llegado a leer hasta acá es ¿dónde queda la realización de tu pareja? A menos que sea una mujer sin ganas de salir adelante, estoy seguro que el 99% de sus aspiraciones no radican en la cocina de su casa o en los utencilios de limpieza.
     La mayoría de las mujeres de esta época dicen que no les gustan los hombres machos, sin embargo se pasan una buena parte de su adolescencia andando con ellos para terminar casándose con uno. Bastante absurdo ¿no? Es como detestar el ruido y comprar un departamento en Eje Central. Esto me lleva, a una frase que se le atribuye a Albert Einstein que dice "Insanity is doing the same thing over and over again and expecting different results", es decir "La locura es hacer la misma cosa una y otra vez esperando resultados diferentes" (¿No les avisé que saber inglés es un requisito para leer este blog?).
     No es tan sencillo a veces, es una idea taladrada en el cerebro desde la infancia por los padres, amigos y la sociedad en general. Tan clavada está, que parece que los únicos hombres que una mujer puede encontrar atractivos, siempre tienen las mismas cualidades y defectos, por eso es que aseguran que "Todos los hombres son iguales". Tal vez la pregunta sería "¿Iguales a quién?" y ahí ya vendrían varios años de psicoanálisis y todo ese relajo.
     Para cerrar, sólo quiero decirle a todas las mujeres que leen esto. Mientras sigan en el mismo canal, no habrá manera de que dejen de afirmar que todos los hombres somos iguales. El cambio no está en los millones de hombres que poblamos la tierra, el cambio está en un sólo lugar y se llama mente.